Ella, tan triste como ninguna, tan comprensible como
ninguna, tan amable como ninguna, hoy se presentó ante mí y me saludo
satisfecha y tierna al observarme nuevamente… sus labios, que en el silencio
presente cantaron en el vacío con un tenue sonido de “Te extrañé tanto” hechizaron
mis oídos, mientras que sus brazos, siempre cálidos de tanto calor absorbido me
atraparon y me acobijaron en su manto frio como una madre tierna que maltrata a
sus hijos por su propio bien... “¿Por qué te fuiste?” me pregunta entre
lágrimas… “¿Por qué te arriesgas tanto en ir hacia ella cuando es efímero?...me
dice enojada… “sabes que la felicidad te dejará, es una cualquiera que se
presta un ratico en la vida de todos y luego se larga dejando heridas y
desdichas…mírate nada más, esa herida no se curará"… Hola soledad.
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