Él allí y yo aquí…
Él mi luz y yo su sombra…
Un sinfín en el reloj…
Un efímero existir como personas…
La luna carmesí que acarició su cuerpo…
Yo soy la rosa que se marchito.
Un oscuro recuerdo que nos unió,
Yo la daga que lo asesinó…
Como parejas un pacto para la eternidad…
Como humanos mentiras sin terminar…
Blanco, gris, negro…
Amar, querer, odiar…
Soy el mimo que copia y guarda silencio…
Soy el ladrón que roba vidas y el poeta que crea saberes
con sabor a felicidad…
Él es el inexistente…
Y yo la llave a su nueva creación de muerte.
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