Si sus manos no me lastimarán, no tendría miedo de ser
acariciadas por ellas…
Su sincera sonrisa era una herida abierta en mi piel y
con solo sentir su respirar, su
importante existencia causaba más infección en mi mente que en él…
Era insoportable el aceptar que había sido vencida por un
sentimiento que no tiene existencia alguna en la realidad, un sentimiento que
solo afecta a mis instintos nerviosos y psicológicos que a mi propia carne,
ésta no era una herida física y curable, ésta causaría la destrucción de mi última
fe hacia la humanidad…
La causa de mi odio hacia éste ciclo interminable no es
su presencia ante mí, sino la distancia que hay entre nosotros y aún así el
infinito latir de mi corazón hacia aquello que tengo pero no me pertenece…
Ahora soy yo quién teme de su naturaleza y guardo el secreto de mis sentimientos en mi loco amor.
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